Tuesday, May 19, 2009

Novena en Español

From : The La Naval Flickr Page

NOVENA Y MILAGROS
DE
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Especial Protectora de Filipinas


DEDICATORIA

SEÑORA:


Hijos, aunque indignos, del esclarecido Domingo de Guzmán, estamos en la obligación de promover y fomentar por todos los media la devoción del Rosario: esta es la herencia que nos legara nuestro glorioso fundador; ésta es la misión sublime, a la que en su persona y por su conducto destinarais a su numerosa descendencia. “Quiero, dijisteis, que tú y tus hijos seáis, los pregoneros de esta santa devoción:” y seiscientos cuarenta y siete años ha que los hijos de Domingo vienen cumpliendo este supremo mandato; doquiera que han fijado sus plantas, el Rosario ha sido el tema de su laborioso apostolado.

A Vos, Señora, son notorios los esfuerzos de esta Comunidad para llenar por su parte este deber imperioso, ya invirtiendo gruesos sumas en la renovación y adorno de vuestra iglesia y capilla, ya desplegando toda la magnificencia posible, para celebrar el Novenario con la mayor ostentación, y ya finalmente entusiasmando en vuestro obsequio a la Capital de esta Colonia eminentemente religiosa. A fin, pues, de que no vuestro culto se mantenga en la altura en que se halla, y de que se aumente cada día la devoción hacia Vos, he creído conveniente extractar algunas de las muchas gracias, que en diferentes ocasiones os habéis dignado dispensar a los habitantes de estas Islas; éste será un medio para conseguir esos objetos, si Vos aprobáis y bendecís el pensamiento. Inflamad, Señora, a cuantos leyeren este librito en la tierna devoción de que Vos misma sois Autora; haced que Vos misma sois Autora; haced que mediten con provecho los grandiosos Misterios que en ella se representan; así se cumplirá también hoy día lo que predijisteis a mi glorioso fundador, es decir, “que sería muy agradable a vuestro Hijo, eficacísima para destruir herejías, para reprimir los vicios, animar a la virtud, e implorar la misericordia del Señor.”

SEÑORA
a nombre de la Comunidad el más indigno y menor de vuestros siervos (*)

Fr. Francisco Gainza.

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(*) Lo escribió el Sr. Gainza siendo Prior del Convento de Santo Domingo.

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INTRODUCCION

Era el dieciséis de Agosto de mil quinientos ochenta y siete cuando el entonces Obispo, y después Arzobispo de Manila, D. Fr. Domingo Salazar, embarcado en una débil canoa, bendijo un sitio anegadizo y pantanoso en las riberas del Pasig, y plantó una cruz en señal de posesión: era el sitio donde hoy se ven las ruinas de la iglesia y convento de Santo Domingo. Fácilmente se comprende que los hijos de Domingo, que acababan de pisar las arenas de estas playas, para fundar una Provincia de su Orden bajo la advocación de la Virgen del Rosario, se dedicarían con ardor a difundir en estas Islas esta santa devoción, cumpliendo así un deber tradicional de su instituto, y por lo mismo nada extraño que en la modesta iglesia de tabla, que en pocos meses hicieran, y que se estrenara en primero de Enero de mil quinientos ochenta y ocho, la parte más decente y principal se dedicarse al culto de Nuestra Señora del Rosario.

Permitió sin embargo la divina Providencia que, bien por la precipitación con que la iglesia había sido edificada, o bien por la poca consistencia del terreno, se desplomase antes de cumplir dos años; pero dejando intacto el altar, tabernáculo e imagen del Rosario. Reedificada la iglesia, y sustituida la imagen primitiva de madera por otra con cara, manos y niño de marfil, se colocó la antigua a instancias de los devotos en la parte superior de la fachada de la iglesia, donde hasta el presente se conserva. (Hasta el año 1941 en que fue destruida por los japoneses.) La Imagen que se venera en nuestra iglesia más de trescientos años [año 1593] ha, es la que regaló D. Luís Pérez Dasmariñas, Gobernador y Capitán General que había sido de estas Islas, trabajada por un chino infiel bajo la dirección del Capitán Hernando de los Ríos Coronel; y si a alguno pareciere exagerado lo que la historia asegura, es decir, que ni el chino ni Coronel pudieron hacer otra imagen semejante, ni jamás han podido retratarla con la debida perfección, es preciso sin embargo confesar que es de una belleza imponente y majestuosa, y que mirada a cierta distancia infunde la mayor compostura y devoción. Esta Señora ha sido en todos tiempos el consuelo de Manila; ella fue la Patrona Universal y jurada en estas Islas; y ella quien ha obrado prodigiosas maravillas, de as que algunas re referirán en este librito, extractadas de las crónicas de mi Provincia, y averiguadas como ciertas ante los señores Obispos de diferentes tiempos y lugares. De aquí proviene la tierna devoción que profesan estas Islas a la Virgen del Rosario; de aquí el grandioso aparato, con que se celebra su Novena; de aquí la consoladora y extraordinaria frecuencia de Sacramentos que se observa durante la misma y en las demás solemnidades; y de aquí en fin la fe ardiente, y el vivo entusiasmo con que se mantiene la devoción del Rosario aun en estos días de incredulidad e indeferencia. Puede con toda razón, y de manera exclusiva y peculiar, aplicarse en Filipinas lo que dice el sabio Chroisset de esta devoción general: “Ninguna Cofradía de la Virgen es más celebre que ésta, ninguna mas provechosa, ninguna más autorizada por la Iglesia;” no temiendo yo añadir, que la devoción del Rosario es por excelencia la devoción del país.

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OFRECIMIENTO DEL SANTÍSIMO ROSARIO

Después de persignarse, y hecho el acto de contrición, dirá:

V: Ave María, gratia plena, Dominus tecum.
R: Benedicto tu in mulieribus et benedictus fructus ventris tui Jesús.

V: Domine, labia mea aperies.
R: Et os meum anuntiabit laudem tuam.

V: Deus in adjutorium meum intende.
R: Domine, ad adjuvandum me festina.

V: Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.
R : Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amen.

Alleluía, después de Resurrección. Y desde Septuagésima: Laus tibi Domine, Rex aeternae gloriae.

Si no agradase este modo de comenzar el Santo Rosario, el que dirige el ejercicio podrá comenzar sencillamente diciendo: Gloria al Padre y al Hijo; y después decir en altar voz lo siguiente:



MISTERIOS GOZOSOS
que se rezan lunes y jueves


PRIMER MISTERIO
De la Encarnación del Hijo de Dios.


¡Oh Virgen María y Madre nuestra! Ofrecémoste humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del gozo que tuviste cuando, saludada del Arcángel San Gabriel, el Padre Eterno te escogía por Hija, el Verbo Divino por Madre, y el Espíritu Santo por Esposa. Suplicamos te, Señora, por el inefable misterio de la Encarnación de tu querido Hijo, nos alcances verdadera y profunda humildad, perfecto dolor de nuestros pecados, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


SEGUNDO MISTERIO
De la Visitación de nuestra Señora.


¡Oh Virgen María y piadosa Reina nuestra! Ofrecémoste humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del gozo que tuviste cuando después de haber concebido a Dios llena de amor y caridad fuiste con toda prisa a la casa de tu prima Santa Isabel, para comunicarla bienes celestiales y al Precursor gracia y santidad. Suplicamos te, Señora, nos alcances de tu querido Hijo una encendida caridad para amar a nuestros prójimos, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


TERCER MISTERIO
Del Nacimiento del Hijo de Dios.


¡Oh Virgen María y Madre de toda pureza! Ofrecémoste humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del gozo singular que tuviste cuando pariste a tu amado Hijo, y envuelto en pobres pañales le reclinaste en un pesebre, quedando virgen después del parto purísimo. Suplicamos te, Señora por el nacimiento de tu Hijo Dios y Hombre, nos alcances un corazón limpio y puro, para que merezcamos nacer a sus ojos con vida de nuevo espíritu, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


CUARTO MISTERIO
De la Purificación de nuestra Señora.


¡Oh Virgen María Madre de Dios y de los pecadores! Ofrecémoste humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del gozo que tu alma sintió cuando, hecha trono de tu precioso Hijo, le presentaste en el templo para luz y remedio de los hombres. Suplicamos te Señora, nos alcances que por tu intercesión se alumbren las tinieblas de nuestras conciencias, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


QUINTO MISTERIO
Del Niño perdido y hallado en el templo


¡Oh Virgen María y dulcísimo Señora! Ofrecémoste humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del gozo que tuviste cuando, después de haber buscado como madre cuidadosa a tu querido Hijo, le hallaste en el templo disputando con los doctores como sabiduría eterna. Suplicamos te, Señora por el gozo que tuviste de haberle hallado, nos alcances de su Majestad afecto fervoroso de buscarle cada día con más veras, verdadero dolor de nuestros pecados, luz y acierto para hacer una confesión bien hecha de todos ellos, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


MISTERIOS DOLOROSOS
Que se rezan martes y viernes

PRIMER MISTERIO
De la Oración en el Huerto.


¡Oh Virgen María y Madre afligida! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del dolor que tu alma sintió en las angustias, tristeza y sudor de sangre que tu querido Hijo padeció en el Huerto. Suplicamos te, Señora, por la voluntad prontísima con que se ofreció por nosotros a la muerte, nos alcances espíritu de resignación en su Divina voluntad, verdadero dolor de nuestros pecados, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


SEGUNDO MISTERIO
De las Azotes que el Hijo de Dios padeció atado a una columna.


¡Oh Virgen María y prudentísima Señora! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del dolor que sentiste en la desnudez, azotes y llagas de tu amado Hijo. Suplicamos te, Señora, por el dolor y desnudez que tuvo, atado a la columna, le pidas nos desnude de nuestros malos afectos, y suframos con paciencia los azotes que por nuestros pecados nos envía, y nos dé verdadero dolor de todos ellos, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


TERCER MISTERIO
De la Corona de espinas del Hijo de Dios.


¡Oh Virgen María y misericordiosísima Señora! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del dolor que tu alma sintió con la corona de espinas que pusieron a tu querido Hijo sobre su delicada cabeza. Suplicamos te, Señora, por aquellas lastimosas y penetrantes heridas, nos alcances verdadero dolor de nuestros pecados, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


CUARTO MISTERIO
De la Cruz a cuestas.


¡Oh Virgen María y dolorida Madre! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del dolor que tuvo tu corazón viendo la flaqueza y cansancio con que tu querido Hijo llevaba sobre sus hombros el madero santo de la Cruz. Suplicamos te, Señora, por su santísima inocencia, nos alcances espíritu de resignación, con el cual por su amor llevemos con paciencia la cruz de nuestros trabajos, y consigamos la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


QUINTO MISTERIO
De cómo el Hijo de Dios fue crucificado.


¡Oh Virgen María, Madre de Dios, llena de penas y dolores! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia del excesivo dolor que tu alma tuvo viendo crucificado a tu Hijo, sus pies y manos clavados, y abierto con una lanza aquel pecho amoroso. Suplicamos te Señora, por el ejemplo grande de humildad que en la Cruz nos dio, nos alcances humildad profunda, con la cual nos alentemos a padecer por El, y consigamos verdadero dolor de nuestros pecados, luz y acierto para hacer una confesión bien hecha de todos ellos, la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


MISTERIOS GLORIOSOS
Que se rezan miércoles, sábado y domingo


PRIMER MISTERIO
De la gloriosa Resurrección del Hijo de Dios.


¡Oh Virgen María, Madre de Dios, Reina gloriosa de los Cielos! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia de la alegría inefable que tuviste en la resurrección gloriosa de tu querido Hijo, el cual triunfante de la muerte, y acompañado de almas santas, te hizo la primera visita convirtiendo en alegría las pasadas penas. Suplicamos te Señora, nos alcances la alegría espiritual de la buena conciencia, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


SEGUNDO MISTERIO
De la admirable Ascensión del Hijo de Dios.


¡Oh Virgen María y Madre de piedad y misericordia! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia de la alegría que tuviste en la admirable Ascensión y solemnísima majestad con que subió al cielo Jesucristo, tu querido Hijo y Señor nuestro, y fue recibido en él. Suplicamos te Señora, por su gloria y universal poder nos alcances, una bien fundada esperanza de gozarle, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


TERCER MISTERIO
De la venida del Espíritu Santo.


¡Oh Virgen María, Madre de Dios, único consuelo de afligidos! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia de la alegría espiritual que tuviste con las particularísimas riquezas y dones del Espíritu Santo, enviado para consuelo de la Iglesia. Suplicamos te Señora nuestra, por tu ardentísima caridad, nos alcances del Espíritu Santo perfecto amor de Dios y del prójimo, verdadero dolor de nuestros pecados, y la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


CUARTO MISTERIO
De la Asunción de nuestra Señora.


¡Oh Virgen María, Madre de pecadores! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia de tu felicísimo tránsito y apacible muerte, después de la cual resucitaste gloriosa, y asistida de ángeles y acompañada de tu amado Hijo, entraste triunfante en el cielo para alegrarle con tu presencia. Suplicamos te Señora, favorezcas a tus siervos en la hora de la muerte, para que sea principio de una dichosa vida, y en ésta nos alcances la salud, paz y sosiego de estos reinos y de todos los príncipes cristianos.

R: Amén.


QUINTO MISTERIO
De la Coronación de nuestra Señora.


¡Oh Virgen María, corona de ángeles y de hombres! Ofrecemos te humildemente estas diez Ave Marías y un Padre nuestro, en reverencia de la inmensa gloria y supremo lugar que sobre todos los Serafines te dio la Santísima Trinidad, coronándote por Reina de todo lo criado. Suplicamos te, poderosa y liberal Señora, nos alcances tal desprecio de cuanto estima la tierra, que merezcamos verte con Dios en los cielos, y consigamos al presente verdadero dolor de nuestros pecados, luz y acierto para hacer una confesión bien hecha de todos ellos, la quietud y sosiego de estos reinos y la paz entre los príncipes cristianos.

R: Amén.

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LETANIA DE NUESTRA SEÑORA

Kyrie eleison.
Kyrie eleison.

Christe eleison.
Christe eleison.

Kyrie eleison.
Kyrie eleison.

Christe, audi nos.
Christe, exaudi nos.

Pater de caelis, Deus, miserere nobis.

Fili redemptor, mundi Deus, miserere nobis.

Spiritus Sancte, Deus, miserere nobis.

Sancta Trinitas unus Deus, miserere nobis.

Sancta María, ora pro nobis.
Sancta Dei Genitrix, ora pro nobis.
Sancta Virgo virginum, ora pro nobis.

Mater Christi, ora pro nobis.
Mater divinae gratiae, ora pro nobis.
Mater purissima, ora pro nobis.
Mater castissima, ora pro nobis.
Mater inviolata, ora pro nobis.
Mater intemerata, ora pro nobis.
Mater amabilis, ora pro nobis.
Mater admirabilis, ora pro nobis.
Mater boni consilii, ora pro nobis.
Mater Creatoris, ora pro nobis.
Mater Salvatoris, ora pro nobis.

Virgo prudentissima, ora pro nobis.
Virgo veneranda, ora pro nobis.
Virgo praedicanda, ora pro nobis.
Virgo potens, ora pro nobis.
Virgo clemens, ora pro nobis.
Virgo fidelis, ora pro nobis.

Speculum justitiae, ora pro nobis.
Sedes sapientiae, ora pro nobis.
Causa nostrae laetitiae, ora pro nobis.
Vas spirituale, ora pro nobis.
Vas honorabile, ora pro nobis.
Vas insigne devotionis, ora pro nobis.
Rosa mystica, ora pro nobis.
Turris Davidica, ora pro nobis.
Turris eburnea, ora pro nobis.
Domus aurea, ora pro nobis.
Foederis arca, ora pro nobis.
Janua caeli, ora pro nobis.
Stella matutina, ora pro nobis.
Salus infirmorum, ora pro nobis.
Refugium peccatorum, ora pro nobis.
Consolatrix afflictorum, ora pro nobis.
Auxilium Christianorum, ora pro nobis.

Regina Angelorum, ora pro nobis.
Regina Patriarcharum, ora pro nobis.
Regina Prophetarum, ora pro nobis.
Regina Apostolorum, ora pro nobis.
Regina Martyrum, ora pro nobis.
Regina Confessorum, ora pro nobis.
Regina Virginum, ora pro nobis.
Regina Sanctorum omnium, ora pro nobis.
Regina sine labe originali concepta, ora pro nobis.
Regina Sacratissimi Rosarii, ora pro nobis.
Regina pacis, ora pro nobis.


Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: parce nobis, Domine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: exaudi nos, Domine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis.


ANTIPHONA

Sub tuum praesidium confugimus, Sancta Dei Genetrix: nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus nostris, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et benedicta. Amen.

Aña. Pie Pater Dominice, tuorum memor operum sta coram Summo Judice pro tuo coetu pauperum.

V: Regina Sacratissimi Rosarii, ora pro nobis.
R: Ut digni efficiamur promisionibus Christi.

V: Jesu bone, prece Dominici.
R: Tibi praesta nos gratos effici.

V:. Salvos fac servos tuos, et ancillas tuas.
R: Deus meus, sperantes in te.

V: Fiat pax in virtute tua.
R:. Et abundantia in turribus tuis.

V : Dominus vobiscum.
R : Et cum spiritu tuo.


OREMUS

Deus, cujus Unigenitus per vitam mortem et resurrectionem suam, nobis salutis aeterne praemia comparavit: concede, quaesumus; ut, haec Mysteria Sanctissimo Rosario Beatae Mariae Virginis recolentes, et imitemur quod continent, et quod promittunt, assequamur.

Concede, quaesumus, Omnipotens Deus, ut qui peccatorum nostrorum pondere premimur, Beati Dominici, Confessoris tui, Patris nostri, patrocinio sublevemur.

Praetende, Domine, famulis et famulabus tuis dexteram coelestis auxilii, ut te toto corde perquirant, et quae digne postulant assequantur. Per Christum.

R: Amen.


V: Dominus vobiscum.
R: Et cum spiritu tuo.

V: Benedicamos Domino.
R: Deo gratias.

V: Ave María, gratía plena, Dominus tecum.
R: Benedicto tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Jesús.


PARA LOS QUE NO SABEN LATIN:

V: Ruega por nosotros, Reina del Santísimo Rosario.
R: Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.


ORACIÓN

¡Oh Dios! cuyo Unigénito Hijo por su vida, muerte y resurrección nos compró el premio de la eterna salud; te rogamos nos concedas a los que en el Santísimo Rosario veneramos estos misterios, que imitemos lo que enseñan, consigamos lo que prometen.

Alarga, Señor, la diestra de tus auxilios para que tus siervos y esclavos te busquen de aquí adelante con todo su corazón, y consigan de tu piedad lo que dignamente te llegaren a pedir.

Inclina, Señor, tus oídos a los ruegos con que imploramos tu misericordia, pidiendo para los cofrades que ya han fallecido el descanso de gloria, paz para toda la Iglesia, y los bienes temporales en los términos de tus fieles; por la intercesión de tu santísima Madre y méritos de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.

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ORACIÓN
Al Glorioso Patriarca San José

Para rezarla después de Santo Rosario

A vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María Madre de Dios os tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.

¡Proteged, oh providentísimo custodio de la Divina Familia!, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro, y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanza en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

S.S. León XIII concedió Indulgencia de siete años y siete cuarentenas por cada vez que se recite esta oración.


ORACIÓN PARA LA HORA DE GUARDIA

¡Santísima Virgen María, Madre de Dios y Reina del Santísimo Rosario! Vednos aquí postrados para llorar los crímenes de este siglo, reparar los ultrajes que recibís Vos y vuestro Divino Hijo, e implorar vuestra bondad y misericordia a favor de los que conculcan las divinas leyes.

Hoy, como en tiempo de vuestro glorioso siervo y devoto Santo Domingo, un diluvio de pecados cubre toda la tierra. El infierno ha soltado sus emisarios, los más peligrosos y perdidos, que trabajan como ministros de Satanás en la perversión de las almas, con ardor, rabia y perseverancia infatigables. ¡Oh María, reina dulce del Santísimo Rosario! Vos que sois, no sólo misericordiosas sino la misericordia misma, como dice San Bernardo, apiadaos de nuestras inmensas desgracias, y haced que descienda sobre nosotros como, lo hicisteis en tiempo de Santo Domingo el rocío de vuestras bendiciones. ¡Oh ciertamente!, nuestra ceguedad, ingratitud y obstinación en el mal provocan e irritan la cólera de vuestro Hijo, y atraen sobre nuestras cabezas los rayos de sus venganzas.

Pero Vos sois nuestro refugio, ¡Oh Virgen Inmaculada!; nuestro único refugio en el abismo a que nos han arrastrado nuestros crímenes. ¡Rogad por nosotros, oh Reina del Santísimo Rosario!; acordaos de vuestras antiguas misericordias y no dejéis de emplear a favor nuestro vuestra omnipotencia suplicante. Hablad al corazón de vuestro Hijo: aplacad su indignación, y detened su brazo justamente levantado para castigarnos. ¡Oh María, perdón para los profanadores de los días festivos!: perdón para los despreciadores y violadores de los mandamientos de la penitencia y mortificación! Salvad, Señora, una vez más al género humano; salvad a la Iglesia por vuestro Santísimo Rosario. Amen.

¡Soy tu guardia María
Y tu honor guardaré
Te entrego al alma mía,
Llévala, Tú, al Edén!


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AVE MARíA


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NOVENA

A LA MAS FRAGANTE ROSA DEL PARAISO

DE DIOS

MARíA SANTíSIMA DEL ROSARIO


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LA CONSAGRA A LA MILAGROSA IMAGEN

DE

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO


El Apostolado del Rosario
(PP. DOMINICOS)
MANILA



NOTA


Esta Novena es podrá hacer en cualquier tiempo del año; pero el más proporcionado será el Sábado antes del primer Domingo del mes de Octubre, en que se celebra la fiesta de nuestra amantísima Madre María Santísima del Rosario, y se finalizará el Domingo siguiente, día octava de la misma festividad.

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El Ilustrísimo Señor Don Basilio Sancho de Santa Justa y Rufina, dignísimo Arzobispo que fue de Manila y Metropolitano de estas Islas Filipinas, concedió 80 días de indulgencia a todos los que hicieren esta Novena. Otros 80 a todos aquellos que incitaren o movieren a otros para hacerla. Otros 80 por asistir a la Misa cantada en cualquier día de dicha Novena, 80 por cada Misa. Otros 80 por cada sermón que oigan en dicha Novena, y otros 80 por asistir a la Salve cantada después de la Novena.



ADVERTENCIA PRELIMINAR

Para lograr el fruto de tan santa Novena en el tiempo de novenario, se procurara confesar y comulgar dos veces dentro de él, una al principio y otra al fin; y si hay salud y comodidad, se ayunará los dos sábados, la víspera del Rosario, y el siguiente que precede a su octava; y no pudiendo con esta obra penal, se hará, según el posible de cada uno, alguna limosna a pobres, o cualquiera otra obra de misericordia, ya sea corporal, ya espiritual, como visitar a un enfermo, o esforzar el sufrimiento en las flaquezas del prójimo; también se rezará el Rosario entero, cada uno de los días de la Novena, distribuyendo los tercios en distintas horas, para que no sea gravosa esta devoción, y se pueda acudir a las precisas ocupaciones, o a lo menos una parte de Rosario: mortificará los sentidos y pasiones con el ejercicio de alguna virtud, particularmente de aquélla a que se reconociese menos dispuesto; como, si es iracundo, con actos de paciencia; si lividinoso, con el recato y recogimiento de los sentidos, especialmente de la vista; si soberbio, con los de humildad; si goloso, con los de templanza, privándose con disimulo del manjar que más le deleita, y así de los demás. Y finalmente, se podrá ofrecer esta Novena, y cuanto bueno en ella se hiciere, por sufragio de las benditas almas del Purgatorio aplicando también por ellas el tesoro de indulgencias que tiene el Santísimo Rosario.

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DÍA PRIMERO

Rezado del Rosario delante de imagen de Nuestra Señora del Rosario [o de alguna imagen de María Santísima], meditados sus misterios con la mayor devoción, procederá el Acto de Contrición con el posible fervor del modo siguiente:


ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, por ser vos quien sois, os amo de todo corazón, y porque os amo, me pesa de haberos ofendido. ¡Oh bondad infinita! ¡Quién siempre os hubiera agradado con pensamientos, palabras y obras! Yo, Dios mío, propongo, ayudado de vuestra divina gracia, nunca más pecar, el apartarme de toda ocasión de culpa, y hacer una buena confesión de todas las que he cometido. Espero, Señor, en vuestra infinita misericordia, que mirando a vuestro mérito santísimo y a mi corazón contrito, me habéis de perdonar, y dar gracia para vivir y perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

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ORACIÓN PARA TODOS LOS DIAS

¡Oh clementísima Virgen! ¡Oh tiernísima Madre! ¡Oh dulcísima María! ¡Consuelo o refugio de pecadores, Abogada de los mortales, Mediadora entre Dios y los hombres! ¡Oh felicísima Arca, que socorriste al mundo perdido en el más fatal naufragio!¡Oh brillante Iris de paz que dando fin a las guerras de cielo y tierra, reconciliaste al Criador agraviado con los delincuentes hijos de Adán!¡Oh candidísima Paloma, que conduciendo el ramo de la más frondosa oliva, anunciaste serenidades a este nuestro triste valle! ¡Oh piadosísima Intercesora, que viendo el mundo relajado, y en vísperas de perecer al estrago de la justa indignación de tu ofendido Jesús, revelaste a tu querido siervo Domingo, privilegiado hijo de tus finezas, el más oportuno remedio, firme alcázar y seguro asilo del Santísimo Rosario, por el cual fue reformado el mundo, e indultado de los enojos del más terrible Juez; concédenos, benignísima Madre, que por el mérito y eficacia de tan acepta y saludable devoción, acertemos a desarmar las irritadas iras de nuestro Dios y Señor, recuperar su amistad y gracia, y volver a la ternura de sus paternales brazos, borrando con las aguas de una fervorosa penitencia las ofensas que han provocado el rigor de su justicia, para que reconciliados con tu amantísimo Hijo, y entrañados en su dulce corazón, merezcamos oír aquella tan dichosa bendición: Venid, benditos de mi Padre y vuestro, a recibir el Reino, que os está preparado desde la constitución del mundo. Venid, benditos de mi Madre y vuestra a poseer las delicias de su hermosísimo rostro, y ternuras de su dulcísimo pecho en la eterna bienaventuranza. Amén, Jesús.

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ORACIÓN PARTICULAR
Para el Primer Día


Dios te salve, Ave del celestial Paraíso: Dios te salve, Paloma inocentísima fecundada por el Espíritu Divino en los gozos de la Encarnación; Dios te salve tristísima Tórtola, llorosa en los tormentos de la Pasión; Dios te salve, hermosísima Fénix renacida en el fuego de la caridad a las glorias de tu Asunción; Dios te salve, sin el ay de la corrupción al concebir, sin el ay de la molestia al estar en cinta y sin el ay del dolor al parir. Dios te salve, amorosísima Madre, sin el ay de la culpa y sin en al de la pena. Dios te salve, y sálvanos por la eficacia de las Ave Marías con que os hemos saludado, de las miserias a que indujo al linaje humano aquella prevaricadora primera madre nuestra, y trueca en perdón el gemido de la culpa, y en gloria el lamento de la pena. Amén, Jesús.

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Cada uno pedirá aquí aquella gracia o favor que desea conseguir por la intercesión de María Santísima, y para más obligarla, se rezarán tres Ave Marías con tres Gloria Patri, etc., en reverencia de los órdenes de misterios del Santísimo Rosario.

SEGUNDO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, Aurora hermosa, que pariendo al mejor sol de justicia Cristo Jesús, iluminaste nuestra tenebrosa y melancólica región: María, mar de amarguras en las recias olas de su dolorosa Pasión; María, Señora y Emperatriz Soberana, exaltada sobre todas las criaturas en tu gloriosa Coronación; Dios te salve, María, estrella del mar, ventana del Paraíso y puerta de la salud; alúmbranos, astro hermosísimo, y con las luces de tu Santísimo Rosario destierra las sombras de muerte que oscurecen nuestras almas: convierte en amarguras de penitencia las delicias de este engañoso siglo, que nos despeñan a la culpa; y pues tienes como Emperatriz Augusta el cetro del cielo y tierra, restituye a los desterrados hijos de Eva a los gozos de la celestial patria. Amén, Jesús.

Se hará la petición, rezarán las tres Ave-Marías, etc. y se concluirá con la oración última Oh buen Dios, etc. Este modo se observará en todos los días de la novena.

TERCER DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia: llena de gracia en tu vientre, sagrario riquísimo que encerró al Autor de las gracias; llena de gracia en tu corazón, feliz concha de la plenitud de los dones; llena de gracia, con que comunican los santos, y participan los pecadores; llena de gracia, porque de tu plenitud nos vino el precio de la Redención, y esperamos el premio de la remuneración. Ayúdanos, graciosísima Madre, por las excelencias de tu Salutación angélica y por los misterios de tu Santísimo Rosario, para encontrar la preciosa joya de la gracia, que perdimos por la desgracia de la culpa, para que la tierra estéril de nuestras almas se limpie de las espinas de los vicios, y se vista de la amenidad hermosa de las virtudes. Amén, Jesús.

CUARTO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo: contigo, por la suma concordia de tu voluntad con la de Dios; contigo, por la suma unión de tu carne con la persona del Hijo de Dios; contigo, por la suma intimidad de Madre natural con tu Hijo Dios; el Señor es contigo, como Señor con su más querida sierva, como Esposo con su más agraciada Esposa, y como Hijo sujeto y obediente a su Madre amantísima; y pues tienes, oh excelsa Reina, en tus manos los poderes del Todopoderoso, haced, Señora, que vuestro benditísimo Hijo sea en nosotros, y con nosotros; en nosotros por interior renovación de nuestras almas, y con nosotros por la digna participación de su carne y sangre. Amen, Jesús.

QUINTO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres: bendita tú, porque tú sola nada tuviste de maldición, libre del oprobio de la esterilidad, y de la tensión del dolor en tu parto feliz; bendita tú, porque socorriste a la universal ruina en la presencia de nuestro Dios y Señor, bendita tú, porque quebraste la cabeza al común enemigo príncipe de las tinieblas; bendita tú, porque no perdonaste a tu vida por las angustias y tribulación del linaje humano; bendita tú porque acumulaste misericordias a misericordias: las misericordias de los misterios unidos en tu Rosario a las misericordias de los misterios obrados de por sí en el mundo. Dadnos, Señora, a los que devotos le rezamos victoria del mundo, demonio y carne: a la Iglesia triunfo de sus enemigos, extirpación de las herejías, y concordia a los príncipes cristianos. Amén, Jesús.

SEXTO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres: entre todas, porque tú sola posees con excelencia todo lo bueno que se halla en todas; más que todas, porque tú sola eres priveligiada, y preferida a todas; a las vírgenes, siendo la primera que consagraste tu integridad al Señor; a las casadas, porque tú sola concebiste sin lesión de tu sello virginal; a las viudas, porque tú sola te privaste de tu propio Hijo por adoptarnos como tierna madre a los miserables hijos de Eva; sobre todas porque fuiste privilegiada para Madre del Todopoderoso y sentada como Reina a la diestra de tu amantísimo Hijo. Vuelve, Señora, a nosotros esos tus misericordiosos ojos, y derrama sobre las tristes Hijos de Adán el lleno de tus piedades; levanta a los caídos, corrobora a los tímidos, consuela a los afligidos, intercede y ruega por todas las devotas mujeres. Amén, Jesús.

SEPTIMO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto: bendito el fruto, que como tierra bendita sin las espinas de la culpa diste al mundo; bendito el fruto, que hiciste nuestro por la comunicación de nuestro frágil barro; nuestro, porque lo ofreciste por nosotros en el templo; nuestro, porque le sacrificaste por nuestra Redención en el Calvario; y nuestro, porque desde el cielo nos lo muestras amoroso a los que peregrinos gemimos en este destierro: bendito es el fruto que nació del paraíso de tu virgíneo claustro; bendito el fruto que se cogió para nuestra salud en el árbol de la Cruz; bendito el fruto que te trasladó al cielo para colmar la gloria de los bienaventurados: suplicamos te, purísima Virgen, que nos des a gustar el precioso fruto de tus entrañas, para que percibiendo sus dulzuras en la piadosa meditación de los misterios de tu Rosario Santísimo, le gocemos con hartura en el celestial convite de la gloria. Amén, Jesús.

OCTAVO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: de tu vientre, animada Arca donde se depositó el maná de la gloria: de tu vientre vellón purísimo donde se recogió el rocío de los cielos; de tu vientre, sagrado viril de la más rica prenda Jesús: de tu vientre, paraíso hermoso adornado de rosas y lirios, rosas de la más delicada integridad entre las aguadas espinas de dolores en la Pasión de tu amantísimo Hijo, y lirios de eterna claridad en los resplandores de su gloriosa Resurrección: concédenos, tiernísima Madre, que concibiendo en nuestras almas a tu benditísimo Jesús por el dolor de una verdadera contrición, le demos a la luz de la gracia como fruto de una saludable penitencia. Amén, Jesús.

NOVENO DÍA

Se dará principio con la Oración que empieza Oh Clementísima, etc.

ORACIÓN PARTICULAR
Para este día


Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús: Jesús, a ti anunciado por el Arcángel San Gabriel; Jesús, hecho hombre en tu claustro virginal, Jesús, nacido al mundo para su luz, medicina y salud; Jesús, aclamado Rey de los judíos; Jesús, entregado en sus manos por nuestro amor; Jesús muerto por nuestra salvación; Jesús resucitado del sepulcro; Jesús, exaltado triunfante a los cielos; Jesús, sentado a la diestra del Padre coronándote por Reina y Princesa; Jesús rogando al Padre nos haga participantes de sus glorias; Jesús, el más incomparable tesoro: todo Jesús, Señora, os lo ofrecemos en las brillantes piedras de vuestro Santísimo Rosario; recibidlo como prenda de vuestro mayor agrado, y remunerad, clementísima María, nuestra ofrenda, otorgando la petición de nuestro corazón, con que humildes concluimos tu angélica salutación y Novena. Santa María, mar de piedades, madre de Dios y nuestra: ruega, Señora, por nosotros tus hijos pecadores ahora alcanzándonos la gracia, y a gloria en la hora de nuestra muerte. Amén, Jesús.

ORACIÓN FINAL
Para todos los días de la novena


¡Oh buen Dios! Que así amaste al mundo con tanto exceso de dilección, que nos diste a tu Unigénito Hijo, para que por su vida, muerte y resurrección nos consiguiese el premio de la eterna salud: os rogamos, concedáis piadoso a los que meditamos los misterios de nuestra Redención en el Rosario de la Sacratísima Virgen María, que le sirvamos amantes y humildes, reformando nuestras vidas a las luces de tan divinos ejemplares Jesús y María; consigamos los premios y gracia que Madre e Hijo nos prometen, y en particular el favor que suplicamos en esta santa Novena, una muerte feliz, y que con los Ángeles les alabemos por toda la eternidad. Amén, Jesús.

A MARÍA SANTÍSIMA DEL ROSARIO

Con dulce amor cada día,
y con tierno corazón,
Rezare con devoción
el Rosario de María.


La suprema Trinidad
Plantó el Rosal Mariano,
y su poder soberano
hizo trono a su piedad:
complace a tan gran bondad
quien te alaba, Virgen pía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


A nuestra Madre debemos
amor dulce maternal,
con cariño, pues, filial
humildes la saludemos,
con el Ave la alabemos,
que nos llena de alegría:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Ángeles y hombres unidos
a coros os digan Ave
que es un cántico muy suave
a los divinos oídos:
los demonios confundidos
huyen de esta melodía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Se encarnó el Divino Verbo
en su vientre virginal,
y en este sacro Rosal
el libre quedó hecho siervo:
como el más sediento ciervo
herido de amor venía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Sagrado Trono el Rosal
Llevó la rosa fragante,
Cuyo olor sintió al instante
el Precursor celestial:
de la mancha original
quedó limpió en este día:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Nació Jesús muy gracioso
de Madre llena de gracia,
remedio de la desgracia,
con rostro afable y hermoso:
en lo pío y amoroso
a la Madre parecía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


En el Templo lo ofreció
como rosa con fragancia,
y el Padre se complació;
el enojo feneció
con la prenda que ofrecía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Tres días del Hijo ausente
Padeciste soledad,
aun antes que la impiedad
lo tratase inicuamente:
deseo, pues, sumamente
hallarle en vos Madre mía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


A la rosa de su amor,
con la sangre que sudaba,
color de nácar le daba,
para bien del pecador:
para templar el rigor,
como rosa parecía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Aquel rostro abofeteado
del Cordero tan sufrido,
y con azotes herido,
con rosas está hermoseado:
también cuando coronado,
y cuando en la Cruz moría:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Róseo Cordero es llamado
de Bernardo con dulzura,
la oveja su Madre pura
con las rosas lo ha marcado:
el Padre ha disimulado
nuestra gran alevosía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Viva la Rósea Aurora
viva Jesús, Sol hermoso,
resucitado, y glorioso,
que os dio consuelo, Señora;
con rosas se condecora
que en su pecho descubría:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Con rosas sube vestido,
y sus llagas son las puertas,
que están como rosas abiertas
al cristiano arrepentido:
en su Madre protegido,
halla feliz Norte y Guía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


La rosa es templo sagrado
del dispensador de dones,
que vino a los corazones
en incendios trasformado:
en su color encarnado
el de rosas se veía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


En el cielo coronada,
con la más suprema gloria,
no perdió de su memoria
el empleo de Abogada:
con protección dilatada
al hombre favor le envía:

Rezare con devoción
el Rosario de María.


Con dulce amor cada día
y con tierno corazón,
Rezare con devoción
el Rosario de María.